De la crisis climática a la injusticia del mercado de la vivienda; de la incertidumbre del futuro del trabajo a la lucha por la justicia alimentaria; los grandes retos del mundo están necesitados de soluciones globales.
El colectivo joven está a la cabeza de las campañas por un mundo mejor - se le puede escuchar desde todas partes levantando la voz por la justicia, el trabajo digno, la protección del medio ambiente y el fin de los prejuicios. En las ciudades, enfrentándose a los altos alquileres o a las prácticas contractuales “tipo Uber”; y en la zona rural, donde generalmente mediadores capitalistas dominan los canales de venta controlando las vidas de las comunidades agrícolas.
El mundo está claramente regido de forma jerárquica; centralizado en regímenes y modelos de accionariado capitalistas. Se necesita una forma diferente de hacer las cosas.
La buena noticia es que ya conocemos un modelo alternativo, el modelo cooperativo.
Las cooperativas con empresas centradas en las personas, de propiedad compartida y controladas democráticamente por y para todos sus miembros. Están basadas en valores y principios que priorizan la justicia y la equidad, creando trabajos dignos y justos, y a largo plazo, prosperidad y empresas y negocios sostenibles.
Existen cooperativas en todos los segmento de actividad, desde la organización de espacios comunitarios a la gestión de negocios; producen y venden alimentos, generan energía y proveen financiación, salud y cuidado; poniendo siempre a las personas por encima del capital. Además, un nuevo modelo de cooperativas, las cooperativas plataforma, están creando alternativas de trabajo asociado a empresas/servicios como Deliveroo, ofreciendo trabajos dignos y permitiendo a los autónomos aunar recursos y esfuerzos.
Este es un movimiento en auge de más de un mil millones de cooperativistas al rededor del mundo.